Avellanos en primavera |
NOMBRE EN ASTURIANO: Ablaneiro, Ablanal o Ablanar
NOMBRE CIENTÍFICO: Corylus avellana
El árbol se caracteriza por sus múltiples ramas desde la raíz |
Árbol muy
característico de nuestra flora, frecuente en bosques y cultivado en linderos
de fincas. Se trata de un árbol caducifolio, habitualmente de 3 a 10 metros de
altura, aunque puede alcanzar alturas superiores. Amplia copa y ramificado en
su base, con numerosos vástagos anuales. Su corteza es en tonos marrones o
grises, muy estriada cuando adquiere cierta edad. Suele encontrarse en climas
húmedos, por lo que las características de los montes de Tineo, se adaptan
perfectamente a sus exigencias. Sus flores, nacen antes que las hojas,
diferenciándose en flores masculinas y femeninas. Su fruto, la avellana, madura
a finales de Agosto o comienzos de Septiembre, en grupos de 1 a 5 avellanas.
"Cazeyo" de avellana |
Éste árbol, propio de bosques de
ribera, se cultivó a lo largo del tiempo en nuestra tierra. Se plantaba en las
orillas de los ríos para sujetar la tierra de los prados frente a crecidas y
desprendimientos de tierra. Nuestros antepasados, realizaban un aprovechamiento
total de todos los productos de este árbol:
Su fruto era apreciado y
recogido a finales de Agosto y principios de Septiembre, recolectando con su
envoltura vegetal “caceyo” se guardaba en los secaderos de hórreos y paneras
para ser preparado en las largas noches del invierno “escaceyar”, utilizando
los restos de su envoltura vegetal como cama del ganado. La recolección de la
avellana se efectuaba como una actividad más dentro del calendario de trabajos
del mundo rural y suponía un aporte económico relevante en la unidad agraria. Muchas
familias en el concejo, llegaban a recolectar cantidades superiores a la
tonelada anual. La recolección se realizaba manualmente, bajando las ramas
mediante el uso de ganchos de hierro con mangos de madera, “gavitos o
garrunchas”. Se enganchaban las ramas y se bajaban al suelo donde se podía
realizar el pelado de las avellanas de manera más cómoda, las avellanas se
recogían en bolsas de tela, “fardelas” de donde se pasaban a maniegos o sacos
para su posterior trasporte. Así mismo, se aprovechaba la recolección para
efectuar una poda de las numerosas ramas del avellano, las ramas con más edad
que implicaban un mayor esfuerzo y un mejor aprovechamiento, se cortaban todos
los años para regenerar el árbol y mejorar su producción. Actualmente, en muy
pocos lugares se continua realizando esta actividad ya que el precio del
producto ha caído en picado en los últimos años. La importación del producto de
países de Oriente Medio o de otras zonas españolas, especialmente de Cataluña,
ha propiciado que lo que antaño era un trabajo cotidiano, se haya convertido en
poco más que un recuerdo en la memoria de nuestros mayores
Avellanos en invierno |
La avellana, juega un papel
importante en nuestra gastronomía, ya que la tarta de avellana, era un plato
esencial en las celebraciones de tiempos pasados, avellanas torradas en los
hornos de leña que posteriormente se trituraban para conseguir una especie de
harina que junto a los huevos y azúcar, creaban este auténtico manjar.
Detalle del brote de la hoja |
La leña de este árbol era
apreciada por su valor calorífico y las ramas jóvenes, rectas y fuertes,
servían como mangos de herramientas y como varas del campesino, bien para recoger otros frutos vareando
“sacudir” o más delgadas y cortas para pastorear el ganado “guiadas”. La acción
de plantas trepadoras del tipo de la nueza negra o la madreselva, “valdeba o
maldeba” sobre estas ramas provocaba en ocasiones abultamientos que eran
apreciados para fabricar muletas y cayados, elemento imprescindible entre los
mozos del lugar para apoyo en las travesías caminando y porque no decirlo, como
arma defensiva-ofensiva en las habituales peleas en ferias y romerías. Para las
muletas, guiadas o bastones, se prefería el avellano silvestre, especialmente el
denominado “blanco”, con una corteza grisácea y tonos blanquecinos que ofrecía
mayor resistencia.
Su función fundamental en la orilla de los ríos, era la de fijar el terreno |
Se distinguían los ablaneiros
“bravos” [silvestres]] de los “mansos” [cultivados] y las ramas de mayor grosor
eran recogidos por otros artesanos especializados: “los manegueiros”. Las ramas
se cortaban en verde y se cocían en hornos de leña. Una vez cocidos se extraían
las láminas “blingas o bringas” cuyo trenzado daría lugar a los maniegos de uso
cotidiano.
La avellana en Tineo es un producto de una calidad excelente |
Las ramas más delgadas “gamuyas” como las de prácticamente todas las
especies una vez secas, servían para encender el fuego en los “l.lares” [lares]
y para calentar “arroxar” los hornos “fornos”. Es curioso también la utilidad
que daban los pescadores “truiteiros” a estas ramas delgadas: cogían una rama
con forma de horca y colocaban el resultado de la pesca en esta rama,
introduciendo dicha rama por la agalla
“gal.la” del pez y sacándola por la boca de tal manera que las flexibles puntas
se pudieran anudar en su extremo, son los llamados “cambeiros”.
Flor masculina del avellano |
El árbol, tiene un gran
valor para nuestra fauna, ya que supone un importante acopio de reservas
alimenticias para multitud de especies: el oso pardo, el jabalí, la ardilla, el
lirón, el ratón de campo, arrendajos, urracas, cuervos, cornejas… tienen en las
avellanas un recurso que no solo pueden consumir en su maduración, si no que
pueden almacenar para los meses de invierno, tal y como hacen ardillas, lirones
o los propios arrendajos.
En el municipio, existe
un gran número de árboles de esta especie pero que salvo contadas excepciones,
no existe un aprovechamiento comercial del producto, a pesar de su
extraordinaria abundancia. Con las excelentes condiciones que poseemos para su
producción, puede tratarse de un producto que con unas adecuadas condiciones de
mercado, suponga un complemento a la renta de las unidades agrarias. No solo
con el fruto seco, sino incluso en verde para la elaboración de licores.
Mientras tanto, las avellanas, siguen nutriendo a nuestra fauna, cuestión muy importante para la biodiversidad.