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viernes, 16 de mayo de 2014

ÁRBOLES DE NUESTROS BOSQUES: ESPINO ALBAR

Espino albar en plenitud de su floración
NOMBRE EN CASTELLANO: Majuelo, espino albar, espino blanco

NOMBRE EN ASTURIANO: Espín albar, espinera, escambrón, cambrón, pruyeiro bravo

NOMBRE CIENTIFICO: Crataegus  monogyna


Estamos ante una especie que generalmente la encontramos de forma arbustiva en los bosques y praderías del municipio, aunque en ocasiones, también la podemos encontrar en forma arbórea, con ejemplares que pueden alcanzar los diez metros de altura. Se trata de una especie perteneciente a la familia de las rosáceas, de hoja caduca y muy frecuente en la biodiversidad de Tineo. Tiene un gran poder de adaptación, pudiendo encontrarlos desde casi el nivel del mar, a los 1.500 metros de altitud, generalmente en zonas soleadas. 

Detalle de las flores, suelen durar unas tres semanas en el árbol
Su corteza es de color grisáceo o con tonalidades pardas y sus ramas presentan un entramado con gran densidad de las mismas. Sus tallos y ramas, están cubiertos de espinas que en ocasiones alcanzan los dos centímetros de longitud, fuertes y robustas. Sus hojas son lobuladas, de un color verde brillante. En esta época del año, finales de abril y comienzos de mayo, comienza su floración, que sin duda lo convierte en uno de los arbustos más bellos de nuestro paisaje. Las flores, de color blanco, nacen en grupos en la práctica totalidad de las ramas, resaltando sobre el color verde del follaje.

Sus frutos, de forma ovoide, maduran entre septiembre y octubre, de color rojo mate, son generalmente pequeños entre medio y un centímetro de diámetro. Son comestibles, aunque su sabor harinoso y su escasa pulpa no los hace especialmente atractivos desde el punto de vista culinario.


La madera de este arbusto es muy dura y densa con gran poder calorífico, por lo que ha sido tradicionalmente, muy apreciada para combustible de los hogares. También era apreciada para la fabricación de carbón vegetal por los antiguos “carboneiros”, que junto a otras especies de similares características: roble, rebollo, raíces de brezo, acebo… quemaban en montones cubiertos de tierra para obtener este combustible destinado a las “ferrerías”. Aún hoy en día en muchos montes del concejo, podemos ver los restos de esta actividad con cuevas visibles en los suelos, donde colocaban en forma de pira los troncos y raíces que comenzaban una lenta combustión tapados con tierra. 

En junio o julio comienzan a desarrollarse sus bayas
Estas características de la madera, también los hacía importantes en otros aspectos de la etnografía rural del municipio: Sus ramas más rectas se cortaban para “guiadas”, varas para el uso ganadero o para mangos de todo el utillaje de la explotación rural, ya que su dureza permitía una mayor durabilidad de la empuñadura. En ocasiones, ciertos ejemplares jóvenes, seleccionados por su forma recta, eran atados sobre el propio tallo, para conseguir de manera natural empuñaduras de muletas o cayados. Al atar en forma circular el tallo, el propio crecimiento del arbusto, ya proporcionaba la forma redondeada de la muleta, con un menor trabajo para el artesano
.

Su densidad y presencia de espinas, los hacía propicios para la creación de las “seves” u orlas arbustivas con las que se rodeaban las propiedades, creando cierres naturales, unos cierres de gran importancia para la biodiversidad ya que sirven de refugio a multitud de especies de aves, que aprovechando sus características, fabrican sus nidos en los espinos, salvaguardando sus puestas de muchos depredadores. De igual forma, estas orlas sirven de refugio a otras especies de pequeños mamíferos: garduñas, martas, hurones… que buscan un buen salvaguardo en estas zonas protegidas de amenazas.

proceso de maduración de sus frutos, muy valiosos para la fauna de la zona
Tradicionalmente en la cultura rural tinetense, el espino albar, fue utilizado como patrón para el injertado de diversas variedades de pera doméstica, especialmente en variedades de maduración invernal. Es un buen receptor aunque su posterior crecimiento y desarrollo es más lento. Don Guindo, inverniega, brunal, pruyo de invierno, pera de dulce… son variedades que preferentemente se injertaban sobre espinos de tal manera, que los árboles resultantes gozaban de un mayor longevidad que los injertados sobre peral.


Sus hojas tiernas son incluso usadas en nuevas tendencias de cocina, como elemento en diversos tipos de ensaladas, con un sabor similar al de la nuez.

Peral injertado sobre un espino
Sus frutos, como decíamos antes, no son especialmente apreciados por los pobladores del mundo rural, ya que su textura es muy harinosa y con escasa pulpa, son ricos en vitamina C. Sin embargo si se usaban como condimento en la elaboración de licores y en la fabricación de mermeladas mezclados con otros frutos de más calidad. Para la fauna existente en el concejo, sin embargo resulta una importante fuente de alimentación, un buen recurso para aves y mustélidos, también para el jabalí o el zorro, que encuentran en estos frutos un importante acopio en los meses de otoño, contribuyendo con su consumo, a la propagación de la especie.


Como podéis apreciar, estamos ante un árbol muy importante para la biodiversidad, el paisaje y la cultura de nuestros montes, un símbolo de la primavera en los montes de Tineo.